A partir de la Revolución Industrial del S XVIII, el público se transforma en el “mercado” donde las empresas encuentran sus utilidades. Para impulsar la compra de productos industriales que sustituyan los artesanales, fue necesario afirmar que se trataba de productos superiores, y que la única manera de acceder a ellos era a través de su compra, ya que la gente no podía reproducir sus características (standars de calididad, sabores, apariencias, etc.) por sus propios medios.
El recurso publicitario determina qué características del producto serán resaltadas en la Publicidad y de qué forma.
Cómo se lo presenta, a través de qué asociaciones, formas, ilustraciones y colores, influye en la manera de llamar la atención del consumidor, propiciando el deseo de adquirirlo, y generando el acto de compra (principal intención de la Publicidad).
Para ello, el diseño publicitario administrará los recursos plásticos, de manera que se logre la imagen de producto que busca impulsar el anunciante, resaltando las ventajas y funcionalidad que ofrece.
La imagen de producto son las asociaciones mentales que el individuo evoca para obtener una idea del producto en su imaginario. Este concepto es de suma importancia en Publicidad, ya que como antes vimos, para vender un producto, se le atribuyen características externa a su uso y funcionalidad, que tienen que ver con la satisfacción de necesidades intrínsecas en el hombre.
El diseño y el recurso plástico de la imagen publicitaria juegan un rol fundamental en el acto de ejercer influencia en el público.
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